jueves, junio 14

Los Ojos De Alicia


Alicia está llorando. Su relación con Joel acaba de terminar, y no precisamente porque
ella quisiera.


Lo extraña mucho, y le dolió en el alma escucharlo en el teléfono diciéndole: "Adiós".
De eso ya hace un par de semanas, pero ella sólo lo extraña más. No entiende qué es lo 
que pasó, tenían una buena relación, eran muy felices juntos, o al menos eso creía ella.


Sí, es cierto que ella no era la mejor novia del mundo, era olvidadiza, un poco grosera,  altanera, que solía hablar de más y que acostumbraba embriagarse en las fiestas hasta perder la conciencia, pero ¿quién no lo ha hecho? No era nada tan grave como para cortar una relación tan larga, y sin embargo ahí estaba él, llamando por teléfono para terminarla a distancia, sin atreverse siquiera a mirarla de frente, supuestamente porque "así sería más fácil para los dos".


De pronto el teléfono de Alicia vuelve a sonar y antes de contestar ella siente una gran angustia en el pecho. Es Mateo,el mejor amigo de Joel, y la llama para decirle que algo terrible ha sucedido. Joel ha quedado ciego gracias a una bengala que le estalló en la cara mientras tomaba las fotos de un partido de futbol.


Alicia cuelga horrorizada, con un gritito atrapado en la garganta. De todas las tragedias que pudieron pasarle a Joel, le pasó justo aquella que rompería su sueño de ser fotógrafo profesional. Si no podía ver las fotos que tomaba, ¿qué caso tenía entonces? Tomó su bolso y se dirigió al hospital como alma que lleva el diablo. 


Llega a la habitación y lo primero que ve es la venda que cubre los ojos de Joel. 
Ella le habla y él le pide perdón por muchas cosas, cosas que ella ya tenía olvidadas o perdonadas desde el mismo momento en que pasaron. Ella quisiera aliviar su sufrimiento pero no sabe cómo, hasta que de pronto él le dice:


-Qué lástima que esté ciego... Con lo mucho que me gustaba ver tus ojos y ahora ya no volveré a verlos...


Y entonces ella supo cómo lo ayudaría. Se despidió rápido y no le dijo nada, porque sabía que él no lo permitiría. Hizo unas llamadas a gente que hubiera deseado evitar y se las arregló para que Joel no fuera dado de alta hasta tener listo todo lo que necesitaba.
La pobre pasó un par de días en una ansiedad horrible, ni siquiera quería dormir porque no quería perderse de nada de lo que pasara antes que apagara voluntariamente sus luces...


Entonces llega el día y Alicia va a visitar a Joel. Lo mira largo y tendido mientras hablan.
Han recuperado la vieja amistad y pareciera que en cualquier momento llegarían a una reconciliación, pero ella no quería forzarlo, ella sólo deseaba que él fuera feliz, con o sin ella...
Se despide y logra esconder de su voz las lágrimas que le están mojando los ojos y las mejillas para que Joel no se preocupe por ella. Antes de salir de la habitación lo ve una vez más y, soltando un largo suspiro, da la vuelta y se va.


Llega al consultorio y le advierten que no hay marcha atrás. Ella ya lo sabe, por eso está pagando la fortuna que costaba tan dudoso y bizarro procedimiento... Les hace jurar a los matasanos esos que enviarán el transplante de inmediato, ellos se lo aseguran.
Después de eso, la sedan y ella cierra sus ojos por última vez, despidiéndose de la luz y del color para adentrarse en la eterna oscuridad.


En una sala de recuperación un médico quita una venda de los ojos de Joel. Recibió rápidamente un inesperado transplante: Dos ojos completos, extraídos quirúrgicamente y de dudosa procedencia, llegaron al hospital con la consigna de ser "reimplantados" en el señor Joel Fonseca. El comité de transplantes se negó en un principio, pero dado que no podían establecer que la donación tuviese un origen criminal y el tiempo corría en contra, accedieron a hacer el transplante, devolviéndole al joven la vista que creyó irreparablemente perdida.


El médico prueba la retina, la agudeza visual, la curación de las heridas, etc. Todo funciona de maravilla y Joel apenas cabe en sí de la felicidad. Ahora aprecia realmente cada instante de luz, cada tono de cada color... Le parece que recuperó una bendición que siempre dio por sentada y que al serle arrebatada se llevó consigo parte importante de él.
Lo único que empaña su felicidad ahora es que Alicia no ha ido a verlo desde que lo operaron. No ha sabido nada de ella y se pregunta si acaso la sensación de poder salvar su relación fue sólo un espejismo o si fue real...


Llega Mateo de visita y charlan animadamente, pero Joel nota que éste le oculta algo.
Se le ve un semblante triste, torturado. Lo mira constantemente a los ojos con insistencia, como si buscara algo. Joel pensó por un momento que quizá intentaba asegurarse que realmente estaban ahí unos ojos que podían ver, pero pronto esa sensación fue reemplazada por la certeza de que Mateo veía algo que él no podía ver.


Intentando distraer su mente de esos pensamientos, Joel pregunta por Alicia y entonces una sombra cruza la cara de Mateo. Preocupado, Joel insiste en saber de ella pero sólo obtiene evasivas de su amigo, quien lo mira  cada vez más fijamente a los ojos. Frustrado, Joel empezó a meterse en serio con él, a molestarlo y provocarlo para obtener la información que quería, sin embargo (y para su sorpresa), Mateo comenzó a llorar y le dijo:


-¿Quieres saber lo que me pasa? ¿Quieres saber qué le pasó a Alicia? Mírate en un espejo.


Desconcertado, Joel se levantó de la cama y se dirigió al pequeño baño que había en la sala. Cuando se vio en el espejo (la  primera vez que veía su reflejo desde la operación) se quedó helado. Ahí, devolviéndole la mirada, estaba Alicia. 


Los ojos de Alicia.